Comunicación: eje transversal para el posicionamiento global

La forma de ver el mundo influye directamente en el estilo de vida y la actitud de las personas en su diario accionar. En el siglo VI a. C. competían dos concepcio­nes que buscaban explicar la forma de la tierra, los griegos establecían la esfericidad del mundo, mien­tras los astrónomos de Mesopo­tamia la concebían de forma pla­na, siendo esta última teoría for­talecida por las imposiciones dog­máticas de la iglesia medieval. Sin embargo, la avalancha de ideólo­gos y navegantes como Copérni­co, Galileo Galilei, Cristóbal Co­lón, Fernando de Magallanes, en­tre otros, demostraron a través de sus investigaciones y viajes la figu­ra redonda del planeta, destruyen­do mitos que retrasaban el desarro­llo de las ciencias, y como estable­ce el antropólogo Conrad Phillip, “abrieron paso a un gran intercam­bio de personas, recursos, enferme­dades e ideas que dejarían vincu­lados el Viejo y el Nuevo Mundo para siempre”.

La caída del socialismo y el ini­cio de la revolución tecnológica a finales del siglo XX, dio paso al proceso mundial de carácter so­cial, económico, político y cul­tural más significativo de la his­toria moderna, conocido como “la globalización”. Mientras se es­té expuesto a la influencia y con­tacto con las modernas tecnolo­gías de la información y comuni­cación, ningún gobierno u orga­nización tiene opción de quedar fuera de esta tendencia sistémica, con facultad de convertir a cual­quier individuo provinciano o local en lo que Sócrates llamó “ciudada­no del mundo” o ser cosmopolita.

En vez de proponer un amalga­miento desenraizado de los prin­cipios nacionalistas, los siguientes párrafos buscan describir y suge­rir la posición de Latinoamérica, República Dominicana y cada lec­tor ante la indetenible tendencia de la globalización, pues desinhi­birse del estado actual estableci­do en el mundo, significa persis­tir en una mentalidad isleña, pe­riférica y tercermundista que con­verge directamente con el parque jurásico de la extinción corporativa, política y profesional.

Es preciso destacar la función de enlace intercultural que han jugado los medios de comunica­ción desde la época pretecnoló­gica hasta la llegada del correo in­ternacional, la televisión por ca­ble, las agencias internacionales de prensa y la radio, que, a pesar de no poseer las óptimas carac­terísticas de eco­nomía, adaptabilidad y comodi­dad que hoy día ofrecen las nuevas tecnologías, de­muestra cómo la interdependen­cia entre los países y culturas no es un asunto nuevo, sino que co­mo afirma  Phillip, “las sociedades totalmente aisladas nunca han existido”.

Ante la indetenible ola del sis­tema mundial y el aumento mi­gratorio iniciado en todos los paí­ses de Iberoamérica desde las dé­cadas de 1980 y 1990, los gobier­nos y empresas han reaccionado realizando grandes fusiones, pactos internacionales y promoviendo el turismo. Todas estas activi­dades, mediadas por constantes acciones de carácter comunicati­vo, exportan principios foráneos que afectan los procesos de desa­rrollo geopolítico de Latinoamé­rica, que a pesar de ser el princi­pal centro de inversión capital eu­rasiática, y según el Ex-Secretario de Estado norteamericano John Ke­rry, “patio trasero estadouniden­se”, ha logrado desarrollar políti­cas locales y antiimperialistas que solo permanecerán en el tiempo creando estructuras de afianza­miento y difusión cultural capa­ces de competir en el actual sis­tema social global.

Desde la segunda mitad del siglo XX, República Dominica­na ha tenido una amplia emigra­ción hacia Estados Unidos y Eu­ropa, cuya cifra está por alcanzar las 2 millones de personas. A partir de 1970 han sido promul­gadas legislaciones de protección e incentivos industriales así como acuerdos de libre comercio y coo­peración con decenas de países que han coadyuvado al aumento de la inversión extranjera, intercambio económico e incremento del turismo, el cual se ha convertido en una de las principales ac­tividades económicas, que junto al desarrollo de los aspectos tec­no-comunicativos, impulsa a ca­da empresa o individuo a la van­guardización internacionalista.

El teórico canadiense de la comunicación, Marshall Mcluhan, quien 30 años antes de la comercialización del internet vaticinó el actual desmoronamiento fronterizo describiendo el mundo como una “Aldea Global”, no significando esto la fundición cultural de todos los países, como establecen algunos postulados, más bien estableciendo la exposición extraordinaria de los individuos a la diversidad geográfica y transoceánica, gracias al desarrollo de los medios de masas.

Todas estas razones exigen la formación de profesionales con visión extrafronteriza en todos los campos del saber, individuos capaces de dar el frente a las imposiciones ideológico-científicas, de hacer frente a las nuevas tecnologías de la comunicación y a las fuerzas políticas de la globalización para el emprendimiento de estrategias que proporcionen igualdad de posibilidad a los individuos de forma que puedan establecer su posición y pensamiento en la aldea global que es el mundo de hoy. Estos conocimientos redundarán en una provechosa proyección de la identidad nacional con fines de introducir a Latinoamérica en la competencia internacional.


Publicado en abril 2016, con el título: Visión cosmopólita y desmoronamiento fronterizo. Periódico El Universitario, Universidad Autónoma de Santo Domingo. República Dominicana. 



Francisco Javier Ramos Núñez

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