La Caperucita Roja y el Lobbismo Feroz

Antes que William Hull, el primer activista del cabildeo, recibiera la primera contratación formal en el 1792, la palabra “lobby” tenía un siglo escuchándose en los pasillos del Parlamento Inglés, y aún antes de ser nombrada allí, se ejecutaba tradicionalmente de forma voluble, pudiéndose destacar la táctica del sacerdote de Canterbury, Stephen Langton, cuando en el 1215 persuadió al Rey Inglés John I para el reconocimiento los derechos de los hombres y la iglesia mediante su emblemática “Carta Magna”, la cual se convertiría en el modelo del sistema constitucional actual.
Fuente Externa

El experto en cabildeo Juan Francés, comentó en su libro “¡Que vienen los lobbies!” que: “Estos grupos de presión (o cabilderos) tienen como objetivo la defensa de unos intereses particulares ante los distintos poderes establecidos”, y agrega, “Una cantidad asombrosamente grande de los artículos [legislativos] (…) no están escritos por sus señorías, ni por los letrados de los grupos parlamentarios, ni tampoco por los responsables técnicos de los ministerios implicados en la elaboración de la ley, sino que proceden de bufetes de abogados al servicio de empresas o grupos de interés, o directamente los han redactado los servicios jurídicos de las propias compañías (…)”.

En este sentido, el Dr. Philip Kotler establece que el cabildeo es la función de las Relaciones Públicas (RRPP) que busca “tratar con legisladores y funcionarios para promover o rechazar legislaciones y regulaciones”. Mientras los Lobbistas representan las bondades del punto de vista de su organización o grupo social, los legisladores procuran la formulación de leyes para beneficiar a la “Caperucita Roja”, es decir, el pueblo.

Los países democráticos, multiculturales e industrializados poseen la atmosfera perfecta para el auge del cabildeo, y tal es su utilidad que el presidente estadounidense John Kennedy, afirmó: “Los lobistas me hacen entender un problema en diez minutos, mientras que mis colaboradores tardan tres días”. Un estudio en 20 países europeos, realizado por la Burson-Marsteller en el 2013, mostró que el 86% de los políticos de la Unión Europea, consideran que el lobby contribuye al desarrollo de la democracia, siempre que se realiza de forma ética y transparente.

Fuente Externa
La actividad que desarrollan los grupos de presión en el marco estratégico comunicacional y de asuntos gubernamentales, es literalmente feroz. Según las necesidades de las instituciones, deberán contratar uno o varios “especialistas en relaciones gubernamentales” e incluso incluirlos en el cuerpo directivo. Algunas estrategias que se combinan con el lobbying son: la influencia a líderes de opinión, protestas, publicity, apoyo a iniciativas gubernamentales, establecer posición organizacional con respecto a temas y leyes, entre otras.

Las actividades de los grupos de presión están reguladas por algunos gobiernos, en Estados Unidos desde 1938, donde se exige a los lobistas registrarse en el Departamento de Justicia, con la obligación de presentar informes de sus actividades y gastos a los que incurren. De igual forma, el 13 de mayo de 1997, el Parlamento Europeo aprobó el código ético y el registro obligatorio para todo aquel que desee realizar actividades de lobbismo.


*Este título ha sido utilizado anteriormente por diferentes autores.
**Se han utilizado los términos "lobismo", "lobbismo", "cabildeo", "lobby", "lobbying", "grupos de presión" y "especialistas en relaciones gubernamentales" de forma alternada como sinónimos.









Francisco Javier Ramos Núñez es licenciado en Ciencias de la Comunicación Social Mención Relaciones Públicas. Fundador y escritor de Ramos Entendidos.  
Encuéntralo en FacebookTwitterLinkedIn ó escribe a franciscojramosn@gmail.com .


Comentarios

Publicaciones populares

Opinión Publica. Concepto y teorías

Pastor Lizardo, el comunicador

Medidores de la Responsabilidad Social

El Lobbismo en República Dominicana